La educación como derecho y decisión consciente...
¿Recuerdas qué artículo de la Constitución habla sobre la educación?
El Artículo 3º establece que la educación impartida por el Estado debe ser universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.
Pero… ¿Es solo una pregunta de examen o una invitación a poner en práctica su esencia cada día?
Desde mi experiencia en el mundo de los seguros, he sido testigo de múltiples estrategias que las familias mexicanas crean para garantizar este derecho a sus hijos.
Y aunque podríamos pensar que “quien tiene dinero, paga escuela privada y quien no, ejerce su derecho a la pública”, la realidad es mucho más rica y sorprendente.
Hoy quiero compartirte dos estrategias familiares que desafían esa idea y muestran cómo la educación puede planearse con inteligencia y propósito.
Premisas comunes
Antes de conocer sus estrategias, te cuento lo que comparten ambas familias:
- Familia de cuatro integrantes: papá, mamá y dos hijos.
- Ambos padres trabajan.
- En ambos casos se diseñaron estrategias personalizadas después de sesiones profundas para entender sus necesidades, sueños y posibilidades reales.
Estrategia 1: “El perico donde quiera es verde”
Esta familia abrazó una filosofía inspiradora:
“El perico donde quiera es verde, solo hay que enaltecer las tonalidades de sus verdes.”
Eligieron la educación pública para los niveles básicos, pero con acompañamiento activo y cercano en cada etapa escolar.
El dinero que no destinaron a colegiaturas lo invirtieron en dos frentes:
- Actividades extracurriculares y clases privadas orientadas a descubrir los talentos únicos de sus hijos.
- Ahorro educativo a largo plazo, iniciado desde el nacimiento de cada niño, con una aportación mensual de $3,000 pesos.
Gracias a su constancia, cada hijo contará con un seguro educativo que entregará un capital a los 18 años, destinado a cubrir colegiaturas, materiales o incluso un intercambio académico.
Su mayor logro no es el monto ahorrado, sino la disciplina y visión de futuro que han cultivado como familia.
Estrategia 2: “Tener alas no basta, hay que aprender a volar”
Esta segunda familia decidió que sus hijos estudiarían siempre en colegios privados, desde preescolar hasta universidad.
Su filosofía inspira y reta:
“Tener alas no basta, hay que volar alto y en el lugar correcto.”
Ambos padres trabajan, aunque uno asumió el rol principal de proveedor, mientras el otro se involucra activamente en la formación de los hijos.
Aprovechan todas las actividades extracurriculares que ofrece el colegio, incluso las que implican costo adicional, convencidos de que el aprendizaje no termina en el aula.
En cuanto a su planificación financiera:
- Para su hijo mayor, contrataron tres seguros educativos: uno para secundaria, otro para preparatoria y otro para universidad. Hoy están a 18 meses de recibir el capital universitario.
- Para su hija menor, optaron por un seguro educativo de pago único, con una inversión de seis cifras que, gracias al interés compuesto, compensará perfectamente los años no ahorrados.
Hoy, con ingresos más sólidos, viven la educación como una inversión estratégica que les brinda libertad, previsión y tranquilidad.
Y tú… ¿ya tienes tu estrategia?
La educación no es solo un derecho constitucional, sino una decisión de amor, visión y responsabilidad.
Contar con un seguro educativo no solo garantiza recursos para el futuro académico de tus hijos, sino también protección si tú llegaras a faltar.
En otras palabras:
- Si tu vida sigue su curso, tu hijo tendrá un fondo para estudiar.
- Si tu vida se interrumpe, ese fondo seguirá ahí, asegurando su bienestar.
Doble protección. Mayor tranquilidad.
Porque prevenir también es educar.
Da el siguiente paso...
Cada historia familiar es distinta, pero todas tienen algo en común: el deseo de asegurar un futuro con oportunidades.
Tú también puedes hacerlo hoy.
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Descubre cómo diseñar un plan que se adapte a tus posibilidades y te permita transformar el derecho a la educación en una estrategia de vida.
Gracias por ser parte de esta historia
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